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Tabernáculo

1. El tabernáculo de la congregación o "tabernáculo de reunión" ("Tabernáculo del Testimonio"), más correctamente "tienda" de reunión, "Tienda del encuentro" un pequeño lugar de reunión provisional para Dios y su pueblo, que se usó antes de que se edificara el tabernáculo grande (Ex. 33.7–11). Esta tienda de reunión se levantó fuera del campamento. Moisés entraba en ella y la nube, que señalaba la divina Presencia, descendía y se ubicaba afuera, a la puerta. En esto la función de la tienda se asemejaba a la hendidura de la peña en la que fue puesto Moisés (Ex. 33.22–23), y a la de la cueva donde estuvo Elías (1 R. 19.9–18), para que Dios le hablara al paso de su gloria. El tabernáculo, por contraste, se levantó en el centro del campamento, y la nube de gloria se ubicaba adentro y no afuera, de modo que al principio Moisés tenía que quedar afuera (Ex. 40.34–35).

2. Lo que comunmente se llama el tabernáculo es el santuario portátil en el que moraba Dios entre los israelitas en el desierto. Después de entrar en Canáan, se lo ubicó sucesivamente en Silo (Jos. 18.1), en Nob (1 S. 21) y en Gabaón (1 Cr. 16.39). Finalmente Salomón lo trasladó al templo (1 R. 8.4). Se lo llama simplemente misûkaµn = ‘morada’ ("tabernáculo"), como en Ex. 25.9; o misûkaµn yhwh = "morada de Yahvéh" como en Lv. 17.4 ("tabernáculo"); o misûkaµn ha>eµd_uÆt_ = "morada de los términos del pacto" ("tabernáculo del testimonio"), porque alojaba las tablas del pacto, como en Ex. 38.21; también eµd_ = "tienda ("tabernáculo") de reunión", es decir, el lugar señalado de encuentro entre Dios y su pueblo, como en Ex. 28.43; o misûkaµn eµd_ = "morada de la tienda de reunión", como en Ex. 39.32 ("tabernáculo de reunión"); o miqdaµsû = "santuario" como en Ex. 25.8; o qoÆd_esû miqdaµsû = "lugar santo" ("santuario"), como en Ex. 38.24. También se le llama bet_ yhwh = "casa de Yahvéh", como en Ex. 34.26.

Los materiales que se usaron en la construcción se enumeran en Ex. 25.3–7. El metal traducido "bronce" era más probablemente cobre. El color "azul" probablemente fuera un azul violáceo y el color "púrpura" un púrpura rojizo. Es probable que el material traducido "pieles de tejones" fuese el dugongo ("foca" o "delfín", "marsopa").



I. Tabernáculo, tienda, coberturas y armazón

En su significado técnico más estricto el término "tabernáculo" se refiere a un conjunto de cortinas de lino, que cuando se colocaban alrededor de una estructura de bastidores de madera formaban la morada de Dios. Las cortinas eran de lino con figuras de querubines entretejidas en la tapicería de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata. Cada una medía 28 codos por 4, se las cosía entre sí en el sentido de su largo en dos conjuntos de cinco, que cuando se armaban se mantenían en posición mediante cincuenta corchetes que pasaban por lazadas en el borde cada conjunto (Ex. 26.1–6). El tabernáculo se cubría con once cortinas de pelo de cabra, llamadas en terminología estricta la tienda" (Ex. 26.7–15). Cada una medía 30 codos por 4, unidas entre sí en dos conjuntos, uno de cinco, el otro de seis, los que una vez armados se sostenían unidos, como el tabernáculo, mediante lazadas y corchetes, sólo que estos corchetes eran de cobre.

Sobre la tienda iba una cubierta de pieles de carneros curtidas ("teñidas de rojo"), sobre esta una cubierta ("otra cubierta"; "encima") de piel de dugongo (Ex. 26.14).

Estas cortinas se extendían sobre la parte superior, posterior y los dos lados de un armazón (Ex. 26.13–30) formado por 48 unidades, cada una de ellas de 10 codos de altura y 1½ de ancho, llamadas qƒraµsûéÆm. La interpretación más probable de estas qƒraµsûéÆm es: no eran tablas sólidas, ni tablones, sino marcos abiertos, que estaban formados por dos montantes verticales largos (yaµdoÆt_: no "espigas") unidos por travesaños en forma parecida a una escalera. Estos marcos seguramente tendrían tres ventajas sobre los tablones sólidos: serían mucho más ligeros, menos propensos a retorcerse, y en lugar de ocultar las hermosas cortinas del tabernáculo permitirían que se las pudiera ver desde adentro alrededor de las paredes. Los extremos inferiores de los dos montantes en cada bastidor se alojaban en basas hechas de plata obtenida del impuesto con motivo del censo (Ex. 30.11–16; 38.25–27). Veinte bastidores en sus basas, ubicados uno al lado del otro, formaban los lados del tabernáculo; seis formaban la parte posterior. En cada esquina al fondo había un bastidor adicional. El objeto de estos bastidores adicionales, el de dar rigidez a toda la estructura, está claro; pero los detalles de la especificación no lo están.

Tal vez la mejor explicación sea: cada bastidor esquinero estaba acoplado (no "separado") en la base y en la parte superior con el fin de formar un gemelo con el último bastidor lateral, y luego fijado a su gemelo por medio de un anillo de metal (traduciendo el versículo 24 "con un gozne [anillo]", y no "hasta la primera anilla"). Para mantener alineados los bastidores cinco barras abarcaban todo el largo de los lados y la parte posterior sostenidos por anillos de oro fijados en los travesaños de cada bastidor. La barra central abarcaba todo el largo, las otras cuatro sólo parte del largo. Los bastidores y barras eran de madera de acacia recubiertos con oro.

Cuando los bastidores estaban armados la distancia desde la parte superior de los mismos en el frente a la altura del techo y hasta la parte inferior de los bastidores en la parte posterior era de 20 x 1½ + 10 = 40 codos. Las cortinas del tabernáculo armado medían 28 codos por 10 x 4 = 40 codos. Se las extendía sobre los bastidores de modo que los 40 codos se contaban desde la parte superior delantera de los bastidores hasta la parte inferior posterior. Las cortinas de la tienda armadas medían 30 codos por 11 x 4 = 44 codos. Cuando se las extendía sobre las cortinas del tabernáculo, los dos codos adicionales (30 en comparación con 28) permitían que volaran un codo de cada lado (Ex. 26.13). Los 4 codos adicionales en el otro sentido (44 en comparación con 40) se disponían de la siguiente manera: al fondo de la tienda se extendía dos codos más allá de las cortinas del tabernáculo (versículo 12), y en el frente los otros dos codos se doblaban hacia atrás y, presumiblemente, se ocultaban debajo de las cortinas del tabernáculo en la parte superior y los lados, protegiendo así lo que de otro modo sería un borde expuesto de cortina del tabernáculo (versículo 9). La palabra usada para disponer las cortinas sobre los bastidores no es la palabra normal para levantar una tienda, nataÆ, sino paµrasŒ, que significa "extender" (se usa al hablar de cubrir los muebles con telas). El techo era plano. Para impedir que las cortinas se combaran en el techo haciendo que los bastidores cayeran hacia adentro, probablemente había (el texto no lo dice, pero omite muchos detalles que habría que conocer para hacer el tabernáculo) puntales de madera en la parte superior del armazón de lado a lado y muchos otros han sostenido, sin lograr convencer, que las cortinas tienen que haber sido extendidas sobre una cumbrera. Algunos de sus argumentos presuponen que los lados y el fondo del tabernáculo estaban formados por tablones sólidos; dado que estaban formados por fragmentos abiertos y no por tablones, sus argumentos no tienen valor, y llevarían a la conclusión imposible de que el lugar santo y el santísimo estaban expuestos a la vista desde afuera. Otros argumentos se destruyen porque no tuvieron en cuenta que el término "tabernáculo" en Ex. 26.1–13 no se refiere al edificio en general sino a las diez cortinas de lino.



II. El interior

El interior de la morada estaba dividido en dos compartimientos por un velo colpado debajo de los corchetes que unían las cortinas del tabernáculo (Ex. 26.31–34). Por ello sabemos que el primer compartimiento tenía 20 codos de largo, el segundo 10. La altura de los bastidores, 10 codos, nos da la segunda dimensión, y con toda probabilidad la anchura de ambos compartimientos era de 10 codos también, porque mientras los seis bastidores al fondo dan una anchura total de 9 codos, se debe tener en cuenta el espesor de los bastidores laterales y los bastidores de los ángulos. El primer compartimiento se denomina "lugar santo", el segundo "lugar santísimo", es decir el lugar más santo, o simplemente "lugar santo" (Lv. 16.2–3; "santuario"; He. 9.12; 10.19. El "santuario") en estos últimos versículos lleva a confusión, ya que lo que se quiere expresar es la entrada al lugar santísimo). Además, el primer compartimiento se denomina a veces "el primer tabernáculo" y el segundo "el segundo tabernáculo]" (He. 9.6–7, la tienda exterior" y "la segunda" respectivamente). El velo divisorio (paµroµk_et_: término que no se usa para ningún otro colgante), confeccionado del mismo material, colores y diseño que las cortinas del tabernáculo, se colgaba mediante broches de oro en cuatro columnas de madera de acacia cubiertos de oro e insertos en basas de plata. Las columnas no tenían capiteles. En la puerta (=entrada) había una cortina de lino de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata (pero sin querubines). Colgaba mediante broches de oro de cinco columnas de madera de acacia recubiertos de oro e insertos en basas de cobre. Estas columnas sí tenían capiteles y estaban recubiertas de oro, como también sus molduras (Ex. 26.36; 36.38). Para distinguir a la paµroµk_et_ de esta cortina a veces se denominaba paµroµk_et_ al segundo velo.



III. El mobiliario

En el lugar santísimo estaba el arca del pacto (Ex. 25.10–22). Encima había una plancha ("propiciatorio") de oro puro con un querubín en cada extremo. El nombre de esta plancha, kappoµret_, no significa "tapa" sino justamente "propiciatorio", es decir lugar donde se rociaba la sangre de la propiciación. Así es como lo entendió la LXX (hilasteµrion), como también el NT (He. 9.5). Las varas para llevar el arca pasaban por anillos fijados a los pies (no "esquinas") del arca (Ex. 25.12). No debe entenderse ninguna discrepacia entre Ex. 25.15 y Nm. 4.8. Este último versículo indica que para facilitar la tarea de cubrir el arca para su transporte las varas se retiraban temporariamente y se colocaban de nuevo inmediatamente; el primer versículo ordena que en todo otro momento las varas debían quedar en sus anillos, incluso cuando el arca no estaba siendo transportada.

En el lugar santo frente al velo estaba el altar del incienso (Ex. 30.1–10). Era de madera de acacia y estaba recubierto de oro puro—de allí su otro nombre, "altar de oro"—y tenía un codo de cada lado y dos codos de altura, con cuernos que se proyectaban en las cuatro esquinas y una cornisa ornamental de oro alrededor de la parte superior. (Para un altar de incienso pagano con cuernos) Para su transporte, dos varas pasaban por anillos de oro fijos inmediatamente por debajo de la cornisa. El altar se encontraba directamente opuesto al arca (nótese el énfasis de 30.6), y por ello se consideraba que "pertenecía" al lugar santísimo (1 R. 6.22 y He. 9.4, donde "altar de oro para quemar el incienso" y no "incensario" parece ser la traducción correcta).

En el lado Sur (Ex. 26.35) estaba la mesa para el pan de la proposición o de la presencia (Pan de la proposición) (Ex. 25.23–29). Una mesa semejante y un candelero del templo de Herodes están representados en el arco de Tito en Roma. Se tienen ciertas dudas, empero, sobre la veracidad de estas esculturas, ya que en la base del candelero aparecen diversas figuras no judías. El detalle del versículo 25 es incierto. Algunos traductores ven una moldura horizontal de 8 cm. de ancho, algunos un marco vertical de 8 cm. de alto, que circunda la parte superior de la mesa, otros, de acuerdo con aparentes vestigios en el arco de Tito, ven riostras de 8 cm. de anchura entre las patas de la mesa.

Los recipientes relacionados con la mesa eran: platos, presumiblemente para el pan; vasos (kappoµt_: para el incienso, "cucharas", "bandejas"; en Nm. 7.14 = "cuchara") ; copas y tazas ("tazones") para las libaciones.

En el lado Sur (Ex. 26.35) estaba el candelero, mƒnoµraÆh (Ex. 25.31–40), en forma de árbol estilizado. En terminología técnica estricta la base y la caña central forman el candelabro propiamente dicho; luego se indica que los seis brazos "salen del candelero" (versículo 33). En el versículo 31 la traducción literal "sus copas, sus manzanas, y sus flores", es decir tres elementos, se ha de preferir en lugar de traducciones interpretativas tales como, "sus cálices—corolas y flores—formarán un cuerpo", es decir un elemento compuesto de dos partes. Los capiteles eran protuberancias redondas de algún tipo, en los brazos y la caña del candelabro (no, como podría sugerirlo el vocablo "capitel", en los extremos de los mismos). Es probable, pero no enteramente seguro, que los seis brazos alcanzaban la misma altura que la caña central. Las siete lámparas estaban colocadas, supuestamente, en la punta de cada uno de los seis brazos y una en la caña central. Había, también, despabiladeras y platillos.



IV. Atrio

El tabernáculo se encontraba en la mitad occidental del atrio, de 100x50 codos, los lados largos orientados de Norte a Sur (Ex. 27.9–19). La puerta del tabernáculo miraba hacia el Este.

El atrio estaba circundado por una cortina de lino de 5 codos de altura sostenida por columnas. Había una abertura para una puerta, de 20 codos de ancho, ubicada en el centro en el extremo oriental. La cortina de la puerta era de lino, bordada de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata.

Aparentemente las columnas eran de madera de acacia (no se mencionan en la lista de objetos de cobre, Ex. 38.29–31), y encajaban en basas de cobre. Se mantenían en posición mediante cuerdas y estacas, y tenían capiteles recubiertos de plata, y molduras de plata, alrededor de la parte superior.

Se han propuesto tres métodos principales para el espaciamiento de las columnas:

(1) Adoptando el supuesto básico de que había una columna cada cinco codos de cortinas, y de que ninguna columna se contaba dos veces, se colocan sesenta columnas en total para hacer veinte espacios a lo largo de los dos lados largos y diez espacios a lo largo de los dos extremos. La cortina de la puerta cuelga de cuatro columnas propias y una de las otras.

No está claro si esto satisface o no la indicación para los veinte codos de cortina para la puerta: "… sus columnas cuatro…"

(2) La Baraitha sobre la erección del tabernáculo, 5, supone que las columnas se encontraban en el medio de cada uno de los espacios imaginarios de cinco codos y que no había columnas en las esquinas.

(3) Ya que el texto en ninguna parte dice que las columnas tenían una separación de cinco codos entre una y otra, tal vez en las esquinas las dos columnas terminales estaban juntas. O tal vez las columnas de las esquinas se contaban dos veces (el texto no indica explícitamente que el total fuera sesenta). En ese caso la puerta podría estar más adentro (o más afuera). Pero este sistema ofrece medidas muy difíciles de conciliar para los espacios entre las columnas.

En la mitad oriental del atrio había un altar. Se denominaba altar de cobre debido al material que lo recubría, y altar del holocausto debido al tipo principal de sacrificio que se ofrecía en él (Ex. 27.1–8). Era un marco hueco de madera de acacia, de cinco codos de lado y tres de alto, con cuernos que se proyectaban desde las esquinas superiores. Estaba todo recubierto de cobre. A mitad de la altura total, en la parte externa, había un reborde horizontal ("rejilla") en todo el contorno. (Para un altar de piedra de dimensiones parecidas, con cuernos, garfio.) Extendiéndose alrededor en sentido vertical desde el suelo hasta el reborde (no "hasta la mitad del altar") había un enrejado de cobre, en cuyas cuatro esquinas estaban los anillos para las varas para el transporte. El enrejado no era un fogón, y el altar era hueco y no tenía tapa. Algunos suponen que al ser usado se lo llenaba de tierra y piedras, otros que funcionaba como incinerador, obteniéndose una corriente de aire por el enrejado. Sus receptáculos para el servicio eran calderos para las cenizas, palas, tazones, garfios y braseros.

Entre el altar y la puerta del tabernáculo estaba la fuente (Ex. 30.17–21; 38.8; 40.29–32), que era un receptáculo de cobre colocado sobre una base de cobre. No se dice nada acerca de su tamaño, forma y ornamentación (ni de su forma de transporte, si bien la ausencia de este detalle en el TM de Nm. 4 puede ser accidental: la LXX proporciona la información esperada). Contenía el agua para las abluciones de los sacerdotes.

En el campamento el atrio del tabernáculo estaba rodeado primero por las tiendas de los sacerdotes y levitas, y por fuera de ellas por las de las doce tribus (Nm. 2; 3.1–30).



V. Problemas que surgen

La revisión de las teorías de la crítica de las fuentes, particularmente de las que se relacionan con los llamados textos sacerdotales (P), junto con descubrimientos arqueológicos, han modificado considerablemente los primeros argumentos de la escuela liberal contra la historicidad del tabernáculo. Los alegatos en el sentido de que las instrucciones para la construcción del tabernáculo son impracticables en parte, y por consiguiente obra de algún idealista, serían validos sólo si se espera que los registros fuesen equivalentes a planos completamente detallados. No lo son, desde luego; se trata simplemente de apuntes "para nuestra enseñanza". Por ello se omiten muchos detalles prácticos que no tienen valor estético, simbólico o espiritual. Al mismo tiempo, se sabe que en Egipto existían los pabellones portátiles, en los que se empleaban prácticamente las mismas técnicas constructivas que en el tabernáculo, mucho antes de la época de Moisés. Del hecho de que las instrucciones para la confección del altar del incienso se encuentran en Ex. 30, y no como se esperaría en Ex. 25, se solía argumentar que su descripción es un agregado tardío a Éxodo y que el altar del incienso no se introdujo en el culto de Israel hasta una fecha relativamente tardía. Pero como se han descubierto altares de incienso en Arad y en diversos sitios cananeos que datan del siglo X a.C., es sumamente improbable que Israel no haya contado con uno en el período primitivo. De manera semejante, sobre la base de la amplia diferencia entre la LXX y el TM sobre Ex. 36–40, se solía argumentar que los últimos capítulos de Éxodo en hebreo no habían alcanzado todavía su forma definitiva cuando fue traducida la LXX, y que esta seguía en parte una tradición hebrea que no conocía ningún altar de incienso. Pero el argumento no tiene valor.



VI. Significación

Teológicamente el tabernáculo como morada de Dios en la tierra tiene una importancia inmensa, por cuanto es el primero de una serie; el tabernáculo, el templo, la encarnación, el cuerpo del creyente individual, la iglesia. Se sigue del hecho de que el tabernáculo fue construido según el diseño de Dios como "figura y sombra de las cosas celestiales" (He. 8.5) que sus símbolos trasmitían significado espiritual a los israelitas de la época. Con frecuencia se indica explícitamente ese significado, como con el arca y el propiciatorio (Ex. 25.16, 22; Lv. 16.15–16), el velo y la estructura con dos compartimientos (Lv. 16.2; He. 9.8), el altar del incienso (Sal. 141.2; Lc. 1.10–13; Ap. 5.8; 8.3–4), la fuente (Ex. 30.20–21), el altar de cobre (Lv. 1.3–9; 17.11); y donde no se indica explícitamente, como con la mesa y el candelabro, resulta evidente en razón de la función que se les asigna. Hasta qué punto estos símbolos eran también tipos de realidades espirituales a ser reveladas posteriormente a nosotros es una cuestión que todavía se discute. Se comprende que las interpretaciones extravagantes que desde los primeros siglos se han hecho en torno a este tema lo han desacreditado. Pero el NT declara que la ley tenía "la sombra de los bienes venideros", bienes que efectivamente se hicieron presentes con Cristo (He. 10.1; 9.11). Así, se dice que Cristo atravesó el velo (He. 6.19–20), y que fue puesto como propiciación (Ro. 3.25, hilasteµrion; en la LXX Ex. 25.17–22; Lv. 16.15–16. "Sacrificio expiatorio"); mientras que el escritor de Hebreos indica que podría haber explicado de esta forma todos los adminículos del tabernáculo y no solamente el rasgo que resultaba pertinente para su argumentación inmediata (He. 9.5).