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Alma

1. La palabra heb. corriente nefesû (nƒsaµmaÆ, Is. 57.16, es una excepción) ocurre 755 veces en el AT. Como resulta claro por Gn. 2.7, el significado primario es "que posee vida". Así, se usa frecuentemente para los animales (Gn. 1.20, 24, 30; 9.12, 15–16; Ez. 47.9). Algunas veces se la equipara con la sangre, como algo que es esencial para la existencia física (Gn. 9.4; Lv. 17.10–14; Dt. 12.22–24). En muchos casos representa el principio vital. Este sentido de la palabra es frecuente en el libro de los Salmos, pero de ningún modo está limitado al mismo.

Las numerosas ocasiones en que aparece con alguna referencia psíquica abarcan diversos estados de conciencia:

(a) en las que nefesû es el asiento del apetito físico (Nm. 21.5; Dt. 12.15, 20–21, 23–24; Job 33.20; Sal. 78.18; 107.18; Ec. 2.24; Mi. 7.1;

(b) en las que es la fuente de las emociones (Job 30.25; Sal. 86.4; 107.26; Cnt. 1.7; Is. 1.14);

(c) en las que está asociada con la voluntad y la acción moral (Gn. 49.6; Dt. 4.29; Job 7.15; Sal. 24.4; 25.1; 119.129, 167).

Además hay pasajes en los que nefesû designa una persona o individuo (Lv. 7.21; 17.12; Ez. 18.4) o se emplea con un sufijo pronominal para denotar la propia persona (Jue. 16.16; Sal. 120.6; Ez. 4.14). Una notable extensión de este último uso es la aplicación de nefesû a un cuerpo sin vida (Lv. 19.28; Nm. 6.6; Hag. 2.13). Generalmente se considera que la nefesû se aleja al producirse la muerte (Gn. 35.18), pero la palabra misma nunca se usa para hacer referencia al espíritu de los muertos. Dado que la psicología heb. no contaba con una terminología precisa, existe cierta superposición en el uso de nefesû, leµb_ (leµb_aµb_) y ruÆah\ (Corazón, Espíritu).



2. El gr. psyjeµ, término correspondiente a nefesû en el NT, aparece en los evangelios con significados similares, pero en ciertos casos, en los que indica vida, incluye más que la vida física, que cesa con la muerte (Mt. 10.39; Mr. 8.35; Lc. 17.33; 21.19; Jn. 12.25). En los cuatro evangelios pneuma, el equivalente de ruÆah\, denota a veces el principio vital, si bien en otros casos significa el nivel más elevado de la vida psíquica.

De doce ocasiones en que aparece en Pablo, seis se refieren a la vida (Ro. 11.3; 16.4; 1 Co. 15.45; 2 Co. 1.23; Fil. 2.30; 1 Ts. 2.8), dos son personales (Ro. 11.3; 13.1), y cuatro psíquicas, de las que tres representan el deseo (Ef. 6.6; Fil. 1.27; Col. 3.23), mientras que la restante indica emoción (1 Ts. 5.23). Para los aspectos superiores de la vida corriente, y especialmente la vida superior del cristiano, Pablo usa pneuma. En este sentido hace uso de los adjetivos psyjikos y pneumatikos (1 Co. 2.14–15). Cuando se vale de psyjeµ juntamente con pneuma (1 Ts. 5.23) está describiendo simplemente la misma parte inmaterial del hombre en su aspecto inferior y superior.

Otros escritores del NT proporcionan ejemplos de un uso más bien encumbrado de psyjeµ. La Palabra de Dios puede salvarla y su recuperación del error la rescata de la muerte (Stg. 1.21; 5.20). El resultado de la fe es la salvación de la psyjeµ (He. 10.29; 1 P. 1.10), mientras que los deseos carnales son contrarios a ella (1 P. 2.11). La esperanza de lo que habrá de ser la tiene firmemente anclada (He. 6.19). En la descripción de lo que sigue a la apertura del quinto sello, psyjeµ se usa con referencia a los mártires que se ven debajo del altar (Ap. 6.9).