Las tres veces que aparece en el NT, es decir, 1 Jn. 2.20, 27 (dos veces), se traduce el griego jrisma como "unción". Los cristianos que, en virtud de su "unción" (versículos 20, 27), tienen la facultad de discernir cismas (versículo 19) y herejías (negación de la encarnación, versículo 22) son exhortados a adherir al mensaje apostólico (versículo 24), lo cual los llevó a confesar al Padre y al Hijo.
Gramaticalmente "unción" es (a) "lo que se unta"; o (b) "la acción de ungir; pero en cualquier caso la palabra se refiere al don del Espíritu Santo, del que el bautismo es la señal exterior, y cuya recepción sensible, que conduce a la conciencia de peligros para la iglesia, es la consecuencia de la verdadera fe encarnacional. Esta exégesis es compatible con la creencia de que el ungimiento del Espíritu lleva a la profecía oral en el seno de la iglesia, aunque no la prueba necesariamente.