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Satanás

Nombre del príncipe del mal, heb. sŒaµt\aµn, gr. Satanas, que significa básicamente "adversario" (se traduce así el vocablo en, por ejemplo Nm. 22.22). En los dos primeros capítulos de Job leemos que "Satanás" se presentó ante Dios entre "los hijos de Dios". Se afirma a veces que en tales pasajes no se considera a Satanás como un ser particularmente malo, sino simplemente como uno más entre las huestes celestiales. Desde luego que no tenemos aun la doctrina plenamente elaborada pero, por lo pronto, las actividades de "Satanás" son negativas para Job. Las referencias veterotestamentarias a Satanás son pocas, pero se lo ve constantemente dedicado a actividades contrarias al bien del hombre. Impulsa a David a contar al pueblo (1 Cr. 21.1). Se ubica a la diestra de Josué, el sumo sacerdote, "para acusarle", atrayendo así la reprensión del Señor (Zac. 3.1s). El salmista piensa que es una calamidad tener a Satanás ubicado a la mano derecha (Sal. 109.6, "un adversario", "un acusador"). Juan nos dice que "el diablo peca desde el principio" (1 Jn. 3.8), y las referencias veterotestamentarias apoyan este concepto.

La mayor parte de la información que tenemos, sin embargo, proviene del NT, donde el ser supremamente malo se conoce como Satanás o "el diablo" (ho diabolos) indistintamente, empleándose también ocasionalmente Beelzebú (o variantes como Beelzeboul, Bezeboul) (Mt. 10.25; 12.24, 27). Otras expresiones, tales como "príncipe de este mundo" (Jn. 14.30) o "príncipe de la potestad del aire" (Ef. 2.2), también aparecen. Siempre se lo pinta como hostil para con Dios, y obrando en contra de los planes de Dios. Mateo y Lucas nos dicen que cuando comenzó su ministerio Jesús fue sometido a una severa prueba cuando Satanás lo tentó a llevar a cabo su misión con espíritu inadecuado (Mt. 4; Lc. 4; véase también Mr. 1.13). Cuando se completó el período de prueba el diablo lo dejó "por un tiempo, lo cual indica que la lucha volvió a entablarse posteriormente. Esto resulta claro igualmente por la afirmación de que "fue tentado en todo según nuestra semejanza" (He. 4.15). Este conflicto no es incidental. El propósito expreso de la venida de Jesús al mundo fue el de "deshacer las obras del diablo" (1 Jn. 3.8; He. 2.14). En todas partes el NT ve un gran conflicto entre las fuerzas de Dios y el bien, por una parte, y las del mal, al mando de Satanás, por otra. Este no es el concepto de uno u otro de los escritores aisladamente, sino compartido por todos.

No cabe duda de la seriedad del conflicto. Pedro recalca la ferocidad de la oposición cuando dice que el diablo "como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 P. 5.8). Pablo piensa más bien en la astucia empleada por el maligno. "Satanás se disfraza como ángel de luz" (2 Co. 11.14), de modo que no debe sorprender que sus esbirros aparezcan atractivamente ataviados. A los efesios se les exhorta a vestir "toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo" (Ef. 6.11), y hay referencias al "lazo del diablo" (1 Ti. 3.7; 2 Ti. 2.26). El efecto de tales pasajes es el de destacar que los cristianos (y hasta los arcángeles, Jud. 9) enfrentan un conflicto que se lleva a cabo no sólo implacable sino astutamente. No tienen la posibilidad de eludir el conflicto. Tampoco pueden suponer que el mal aparecerá siempre como algo obviamente malo. Se hace necesario contar con juicio discriminatorio, como también valentía. Pero la oposición decidida siempre tendrá éxito. Pedro nos exhorta a resistir al diablo "firmes en la fe" (1 P. 5.9), y Santiago dice: "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Stg. 4.7). Pablo exhorta a no dar "lugar [oportunidad] al diablo" (Ef. 4.27), y lo que sugiere la idea de vestir toda la armadura de Dios es que de este modo el creyente podrá resistir todo lo que quiera hacerle al maligno (Ef. 6.11, 13). Pablo pone su confianza en la fidelidad de Dios. "Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podeis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Co. 10.13). Tiene plena conciencia de los recursos con que cuenta Satanás, y de que está siempre procurando obtener "ventaja sobre nosotros". Pero agrega que "no ignorarnos sus maquinaciones", "conozco sus mañas") (2 Co. 2.11).

Satanás se opone constantemente al evangelio, como podemos ver a lo largo del ministerio del Señor. Obraba a través de los seguidores de Cristo, como cuando Pedro rechazó el concepto de la cruz y tuvo que oír la reprensión, "¡quítate de delante de mí, Satanás!" (Mt. 16.23). Satanás tenía planes adicionales con respecto a Pedro, pero el Señor oró por él (Lc. 22.31s). Obraba también por medio de los enemigos de Jesús, por cuanto Jesús pudo decir de los que se le oponían, "vosotros sois de vuestro padre el diablo" (Jn. 8.44). Todo esto llega a su punto culminante en la pasión. La acción de Judas se atribuye a la actividad del maligno. Satanás "entró … en Judas" (Lc. 22.3; Jn. 13.27). "El diablo … había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase" (Jn. 13.2). Con la cruz a la vista Jesús pudo decir, "viene el príncipe de este mundo" (Jn. 14.30).

Satanás sigue tentando a los hombres (1 Co. 7.5). Leemos que obró en el caso de un creyente profesante, Ananías ("¿por qué llenó Satanás tu corazón … ?", Hch. 5.8), y en el de un enemigo declarado del camino cristiano, Elimas ("hijo del diablo", Hch. 13.10). El principio general aparece en 1 Jn. 3.8: "El que practica el pecado es del diablo." El hombre puede entregarse hasta tal punto a Satanás que en efecto le llega a pertenecer. Se vuelve "hijo" suyo (1 Jn. 3.10). Así, leemos acerca de la "sinagoga de Satanás" (Ap. 2.9; 3.9), y acerca de hombres que moran "donde está el trono de Satanás" (Ap. 2.13). Satanás entorpece la obra de los misioneros (1 Ts. 2.18). Se lleva la buena semilla sembrada en el corazón de los hombres (Mr. 4.15). Siembra los "hijos del malo" en el campo, que es el mundo (Mt. 13.38s). Su actividad puede producir efectos físicos (Lc. 13.16). Se lo pinta invariablemente como habilidoso y activo.

Pero el NT ofrece seguridad en cuanto a sus limitaciones y su derrota. Su poder es derivado (Lc. 4.6). Sólo puede ejercer su actividad dentro de los límites que Dios le ha fijado (Job 1.12; 2.6; 1 Co. 10.13; Ap. 20.2, 7). Incluso puede ser usado para impulsar la causa del bien (1 Co. 5.5; cf. 2 Co. 12.. Jesús vio una victoria preliminar en la misión de los Sesenta (Lc. 10.18). Nuestro Señor consideraba que el "fuego eterno" fue "preparado para el diablo y sus ángeles" (Mt. 25.41), y Juan ve el cumplimiento de esto (Ap. 20.10). Ya hemos visto que el conflicto con Satanás llega a su culminación con la pasión. Allí Jesús se refiere a él como el que será "echado fuera" (Jn. 12.31), y "juzgado (Jn. 16.11). Se alude explícitamente a la victoria en He. 2.14; 1 Jn. 3.8. La tarea de los predicadores consiste en convertir a los hombres de la potestad de Satanás a Dios" (Hch. 26.18). Pablo puede decir confiadamente que "el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies (Ro. 16.20).

El testimonio del NT, por lo tanto, es claro. Satanás constituye una realidad maligna, siempre hostil a Dios y al pueblo de Dios. Pero ya ha sido derrotado en la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo, y dicha derrota se hará obvia y completa al final de la era.



Belial

El sentido de esta palabra generalmente resulta claro por su contexto: "hijo de" u "hombre de" Belial significa claramente una persona muy mala. La palabra aparece en el heb. del Sal. 18.4, paralelamente a la palabra "muerte"; de allí la traducción "perdición" ("perversidad"). En la literatura intertestamentaria y en el NT es sinónimo de Satanás (con frecuencia con la ortografía "Beliar"). La derivación, no obstante, es oscura. El texto hebreo, con las vocales masoréticas, tiene bƒléÆya>al, aparentemente de bƒléÆ (‘sin’) y ya>al (‘ganancia’), y por consiguiente significa ‘sin valor’, ‘despreciable’, esto sigue siendo una posibilidad fuerte, aun cuando no sea posible explicar fácilmente el que se haya transformado en nombre propio. Una cantidad de entendidos ha buscado un trasfondo mitológico, por ejemplo Baal-yam (‘Señor Mar’), pero ninguna de las sugestiones ha resultado muy convincente. Una tercera explicación es la de ignorar las vocales masoréticas y derivar la palabra de un verbo heb. baµla> (‘tragar, sumergir’); así el nombre describiría en primer lugar al Seol, como "el Tragador" (la etimología de la palabra "infernal" es semejante).

Se usan principalmente palabras tales como "perverso", "malvado", "desenfrenado", "vil" para traducir las frases que contienen "Belial" en el heb.