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Nube

La regularidad de las estaciones en la zona del Mediterráneo concede un significado climático a la aparición de las nubes. Sin embargo, aparte de influir sobre el tiempo y el color del cielo al anochecer, existen pocas indicaciones de que los hebreos comprendieran las señales meteorológicas.

Las nubes se reconocían como indicación de humedad. Durante la estación de las lluvias en el semestre invernal, las corrientes de aire portadoras de lluvia se asocian con los cúmulos que se elevaban sobre el mar Mediterráneo: "la nube que sale del poniente" (Lc. 12.54). De ahí que el siervo de Elías dirigiera su mirada hacia el mar para captar la primera indicación de que habría de interrumpirse la sequía (1 R. 18.44). Hacia fines de la estación de lluvias en abril-mayo la "nube de lluvia tardía" (Pr. 16.15) describe el favor del rey, ya que provee la humedad indispensable para henchir las espigas de granos que están madurando. Se contrastan los altos cirros que no producen lluvia (Jud. 12), que atraen el aire del desierto desde el Sureste y el Este, llamado siroco, asociados con las depresiones. Las nubes y el viento sin lluvia (Pr. 25.14), el "calor debajo de nube" (Is. 25.5), y subsiguientemente el "cielo … de bronce" (Dt. 28.23) describen en forma gráfica estas tormentas de polvo.

Las nubes arrastradas por las brisas del mar prontamente se disuelven cuando se encuentran con el aire caluroso y seco del interior. Así la "nube de la mañana" (Os. 6.4) es símbolo de las cosas transitorias, de la prosperidad humana (Job 30.15), y de la vida humana (Job 7.9). Es también un texto sobre la realidad del perdón divino (Is. 44.22).

La luminosidad usual del cielo palestino destaca el hecho de que las nubes tienen la particularidad de cubrir y oscurecer (Ez. 32.7), y la alegría de "una mañana sin nubes" (2 S. 23.4) se describe gráficamente. Así como la nube que esconde el sol, el favor divino o una súplica pueden ser interferidos (Lm. 2.1; 3.44). Job ora para que las nubes cubran el día de su nacimiento (Job 3.5).

Con frecuencia la nube significa toda la bóveda del cielo; "mi arco en las nubes" (Gn. 9.14). Representa la esfera del conocimiento parcial y la gloria oculta donde Dios tiene un propósito misterioso en sus movimientos (Job 36.29; 37.16; 38.37; Sal. 78.23). Del mismo modo, una nube encierra la escena de la encarnación (Hch. 1.9), la transfiguración (Mt. 17.5; Mr. 9.7; Lc. 9.34), y las nubes anuncian el segundo advenimiento (Ap. 1.7). Para los israelitas la nube de la presencia de Dios estaba íntimamente relacionada con su simbolismo religioso (Ex. 13.21; 40.34; 1 R. 8.10).

Las nubes de Mr. 14.62, etc., bien pueden referirse a la ascensión más bien que a la parusía.