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Huerto Del Eden

El lugar que preparó Dios para que viviera Adán, y del cual fueron expulsados Adán y Eva después de la caída.

I. El nombre

El TM dice que Dios plantó un huerto en Edén (gan-bƒ>eµd_en; Gn. 2.8), lo que prueba que el huerto no era coextensivo con el Edén, sino que debe de haber sido un espacio dentro del mismo. La LXX, la Vulgata, y comentaristas posteriores han hecho notar que a una persona de habla hebrea el nombre >eµd_en le sugeriría la raíz homófona que significa "deleite"; pero muchos eruditos opinan actualmente que Edén no es nombre propio, sino un nombre común derivado del sumerio edin, ‘planicie, estepa’, tomado quizás directamente del sumerio, o a través del acádico (edinu), lo que indicaría una planicie o región llana como ubicación del huerto. Por su ubicación en el Edén llegó a llamársele "huerto de Edén" (gan->eµd_en; Gn. 2.15; 3.23–24; Ez. 36.35; Jl. 2.3), pero también se lo denominó "huerto de Dios" (gan-ƒloµhéÆm, Ez. 28.13; 31.9) y "huerto de Jehova" (gan-yhwh, Is. 51.3). En Gn. 2.8ss la palabra gan, ‘jardín, huerto’, y en Is. 51.3 >eµd_en mismo, se traducen paradeisos en la LXX, que es una voz tomada del antiguo persa (avéstico) pairidaeµza, ‘cercado’, que vino a significar "parque, recreo", y de este uso proviene el castellano "paraíso" para el huerto de Edén.



II. Los ríos

Un río salía del Edén, o la planicie, y regaba el huerto, y desde allí se dividía en cuatro brazos, Gn. 2.10; "cabeceras"). Los eruditos interpretan de diferentes maneras la palabra roµ
Gn. 2.6 afirma que "subía de la tierra un vapor (


III. El contenido del huerto

Si tomamos la declaración de Gn. 2.5–6 como indicación de lo que posteriormehte sucedió dentro del huerto, podemos interpretar que se trataba de una extensión de tierra cultivable (sŒaµd_eh, ‘campo’) que Adán debía labrar. Allí debían crecer plantas (sŒéƇh\) y hierbas (>eµsŒeb_), lo que quizás deberíamos interpretar como arbustos y cereales, respectivamente. También había árboles de todas clases, tanto deliciosos a la vista como buenos para comer (Gn. 2.9), y dos en particular en medio del huerto: el árbol de la vida, cuyos frutos harían que el hombre viviese para siempre (Gn. 3.22), y el árbol de la ciencia ("conocimiento") del bien y el mal, del cual se le había prohibido concretamente al hombre que comiera (Gn. 2.17; 3.3). Hay muchos puntos de vista sobre el significado de "la ciencia del bien y el mal" en este contexto. Uno de los más comunes considera que se trata del conocimiento de lo bueno lo malo, pero es difícil suponer que Adán no lo tenía ya, y que si así no hubiese sido, se le habría prohibido adquirirlo. Otros lo relacionan con el conocimiento terrenal que el hombre adquiere con la madurez, y que puede aplicarse tanto al bien como al mal. Según otro punto de vista la expresión "bien y mal" es un ejemplo de una figura de lenguaje en la que un par autonímico significa totalidad, y por lo tanto, quiere decir "todo", y en este contexto conocimiento universal. Contra Pelag esta teoría está el hecho de que Adán no adquirió conocimiento universal después de comer el fruto prohibido. Otro punto de vista sostiene que se trataba de un árbol común seleccionado por Dios para poner a prueba la capacidad ética del hombre, que "alcanzaría un conocimiento experimental del bien y el mal, según que obedeciera la prohibición divina o cayera en la desobediencia" (Caída; Tentación). También había animales en el huerto, ganado (bƒheµmaÆ, Bestia), y bestias del campo (Gn. 2.19–20), que quizás pueda entenderse como aquellos animales que podían domesticarse. También había pájaros.



IV. Los territorios adyacentes

Tres territorios se mencionan en relación con los ríos. Se dice que el Tigris "va al oriente de Asiria" (qid_mat


V. La ubicación del huerto del Edén

Existen numerosas teorías sobre la ubicación del huerto del Edén. La más común, adoptada por Calvino, por ejemplo y en épocas más recientes por F. Delitzsch y otros, considera que el huerto se encontraba en algún lugar del Sur de la Mesopotamia, y que el Pisón y el Gihón eran canales que conectaban al Tigris y al Éufrates, o tributanos que los unían; o, según otra teoría, el Pisón era el curso de agua entre el golfo Pérsico y el mar Rojo, que circundaba la península arábiga. Estas teorías consideran que los cuatro "brazos" (av "cabeceras") de Gn. 2.10 son tributarios que se unían en un caudal principal, que luego desembocaba en el golfo Pérsico; pero según otro grupo de teorías eran brazos que salían de una supuesta fuente común y tratan de ubicar al huerto en la región de Armenia, donde nacen el Eufrates y el Tigris. El Pisón y el Gihón, entonces, se vinculan a varios ríos más pequeños de Armenia y la Transcaucasia, y en algunas teorías por extensión, suponiendo que el autor desconocía la verdadera geografía, con otros ríos como el Indo, y aun el Ganges.

La expresión "en Edén, al oriente" (Gn. 2.8), literalmente "en Edén desde el frente", podría significar que el huerto se encontraba en la parte oriental del Edén, o que el Edén estaba en el Este desde el punto de vista del narrador, y algunos comentaristas la consideran como "en Eden en tiempos antiguos", pero en cualquiera de los casos, al no haber seguridad sobre el significado de las otras indicaciones de ubicación, esta información no puede agregar mayor precisión.

En vista de la posibilidad de que, si el diluvio fue universal, las características geográficas que podrían haber ayudado a verificar el lugar donde estuvo el Edén han sido modificadas, la ubicación sigue siendo desconocida.



VI. Dilmún

Entre los textos literarios sumerios que se descubrieron a principios de este siglo en Nippur al Sur de Babilonia se encontró uno que describe un lugar llamado Dilmún, un lugar agradable, en el que no se conocían ni la enfermedad ni la muerte. Al principio no tenía agua potable, pero Enki, el dios del agua, ordenó al dios del sol que remediara esta situación, y cuando así se hizo se produjeron otros hechos, en el curso de los cuales se menciona a la diosa Ninti ( Eva). Posteriormente los babilonios adoptaron el nombre y la idea de Dilmún, llamándolo "tierra de los vivientes", morada de sus inmortales.

Hay ciertas semejanzas entre esta noción sumeria de un paraíso terrenal y el Edén bíblico, y por ello algunos eruditos llegan a la conclusión de que la narración del Génesis depende de la sumeria. Pero una explicación igualmente factible es que ambas se refieren a un lugar real, y que los sumerios le habrían agregado elementos mitólogicos reunidos durante su transmisión.