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Arca del Pacto

Llamada también "arca de Jehová", "arca de Dios", "arca del pacto de Jehová" (Dt. 10.8), y "arca del testimonio" (eµd_uÆt_ = términos del pacto: Testimonio). El arca era una caja rectangular hecha de madera de acacia, que medía 2, 5 x 1, 5 x 1, 5 codos (e. d. aprox. 1, 22 m x 76 cm. x 76 cm.). Estaba enteramente recubierta de oro y se llevaba con varas insertadas en anillos en los cuatro ángulos inferiores. La tapa, o "propiciatorio", era una plancha de oro rodeada de dos querubines antitéticamente ubicados y con sus alas extendidas.

El arca servía:

(i) como receptáculo para las dos tablas del Decálogo (Ex. 25.16, 21; 40.20; Dt. 10.1–5) y también para la vasija de maná y la vara de Aarón (He. 9.4–5).

(ii) como lugar de reunión en el santuario de más adentro, donde el Señor revelaba su voluntad a sus siervos (Moisés: Ex. 25.22; 30.36; Aarón: Lv. 16.2; Josué: Jos. 7.6). Por lo tanto servía como símbolo de la presencia divina que guiaba a su pueblo. El arca fue construida en el Sinaí por Bezaleel según el diseño que le fue dado a Moisés (Ex. 25.8ss). Se la usaba como depósito de la ley escrita (Dt. 31.9; Jos. 24.26) y cumplió un papel de importancia en el cruce del Jordán (Jos. 3–4), la caída de Jericó (Jos. 6), y la ceremonia de recordación del pacto en el monte Ebal (Jos. 8.30ss).

De Gilgal el arca fue trasladada a Bet-el (Jue. 2.1; 20.27), pero fue llevada a Silo en época de los jueces (1 S. 1.3; 3.3), y permaneció allí hasta que fue capturada por los filisteos en el campo de batalla en Eben-ezer (1 S. 4). Dado que su presencia provocó siete meses de plagas, los filisteos la devolvieron a Quiriat-jearim, donde permaneció veinte años (2 S. 5.1–7.2), excepto posiblemente por un traslado transitorio al campamento de Saúl cerca de Bet-avén (1 S. 14.18, donde, sin embargo, la LXX indica que la lectura original probablemente haya sido "efod").

David instaló el arca en una tienda en Jerusalén (2 S. 6), y no quiso retirarla durante la rebelión de Absalón (2 S. 15.24–29). Durante el reinado de Salomón fue colocada en el templo con gran ceremonia (1 R. 8.1ss), y reubicada en el santuario durante las reformas de Josías (2 Cr. 35.3) cuando Jeremías anticipó una época sin su presencia (3.16). Presumiblemente se perdió durante la destrucción de Jerusalén por los babilonios en 587 a.C. En el segundo templo no hubo ningún arca, según señala el historiador Josefo.

En el antiguo Cercano Oriente se conocen receptáculos de madera recubiertos de oro o relicarios portátiles de los tiempos premosaicos. El arca es única en su género, no obstante, por ser el repositorio de las tablas del pacto, los documentos que contenían las "estipulaciones del pacto".