Pasemos a sintetizar el contenido y los principales problemas críticos de los doce libros que componen lo que hoy conocemos como los apócrifos.
1 Esdras es 2 Esdras en la recensión luciánica de la LXX, y 3 Esdras en la Vg. de Jerónimo. Este libro ofrece un relato paralelo de acontecimientos registrados en Crónicas-Esdras-Nehemías, con un agregado grande (a saber, el "Debate de los tres jóvenes" en 3.1–5.6). 1.1–20, 23–25 = 2 Cr. 35.1–36.21; 2.1–11 = Esd. 1.1–11; 2.12–26 = Esd. 4.7–24; 5.7–17 = Esd. 2.1–4.5; 6.1–9.36 = Esd. 5.1–10.44; 9.37–55 = Neh. 7.72–8.13. El "Debate de los tres jóvenes" es adaptación de un cuento persa, y en sus detalles pueden encontrarse todavía pruebas de esto: ha sido adaptado como el medio por el cual Zorobabel, que pertenecía a la guardia de Darío, al vencer en un debate acerca del poder más fuerte (¿el vino, las mujeres, o la Verdad?), obtiene así la oportunidad de recordarle al monarca persa su obligación de permitir la reedificiación del templo. La comparación detallada de ella con el Esdras de la LXX pone de manifiesto que son traducciones independientes del TM: 1 Esdras es probablemente el más antiguo de los dos. Presentan contrastes no sólo de texto sino también en cuanto al orden cronológico de los acontecimientos y el de los reyes persas. En una cantidad de casos los entendidos siguen indecisos en cuanto a cuál seguir. Por cierto que en algunos casos 1 Esdras ofrece buenas pruebas textuales. Se trata de una traducción libre e idiomática, y era conocida por Josefo.
2 Esdras es 4 Esdras en la Vg.; se conoce también como Apocalipsis de Esdras o 4 Esdras. Esta versión, como aparece actualmente en latín antiguo, es una ampliación por escritores cristianos de una obra apocalíptica judaica original que se encuentrá en los capítulos 4–14. Los otros capítulos, los agregados cristianos, faltan en algunas versiones orientales. El cuerpo original del libro consiste de siete visiones. En la primera (3.1–5.19) el vidente exige una explicación para el sufrimiento de Sión, cuyo pecado no es mayor que el de su opresor. El ángel Uriel contesta que esto no puede entenderse, pero que la era a poco de iniciarse brindaría salvación. La segunda (5.20–6.34) trata de un problema similar: por qué Israel, pueblo elegido de Dios, ha sido entregado en manos de otras naciones; esto, también, resulta incomprensible para el hombre, según la declaración. La era por venir ha de continuar a partir de la presente sin intervalo, precedida por señales del fin y una época de conversión y salvación. Esto debería proporcionarle consuelo al vidente. La tercera visión (6.35–9.25) pregunta por qué los judíos no poseen la tierra; la respuesta que se da es que la heredarán en la era por venir. Se tratan diversos asuntos adicionales relacionados con la vida más allá y la era por venir, incluyendo el tema del número limitado de los elegidos. La cuarta visión (9.26–10.59) es la de una mujer enlutada que relata sus penas y es luego transformada en una ciudad gloriosa. Se trata de un símbolo de Jerusalén. La quinta visión (10.60–12.51) es la de un águila de doce alas y tres cabezas, símbolo de Roma, la cual, según declara explícitamente el ángel intérprete, es el cuarto reino de Dn. 7. El Mesías ha de reemplazarla. Según la interpretación más probable, esta visión ha de fecharse en el reinado de Domiciano. La sexta visión (13.1–58) es la de un hombre que surge del mar, y que aniquila a una multitud antagónica. Esta es una adaptación de la visión del Hijo del Hombre de Dn. 7. La visión final (14) trata de la cuestión de la restauración por parte de Esdras de los libros sagrados de los hebreos, por medio de una visión y con el auxilio de escribas ayudados sobrenaturalmente. Dichos libros son 94 en total, a saber, los 24 del canon hebreo y 70 obras esotéricas o apocalípticas.
Tobías (o "Tobit") es un cuento devoto acerca de un hebreo piadoso de la cautividad norteña, Tobit, y su hijo Tobías. Tobit sufre persecución y privaciones debido a que socorre a sus compatriotas los israelitas bajo la tiranía de Esar-hadón. Al final queda ciego accidentalmente; y para vergüenza suya, su mujer se ve obligada a sostenerlo. En oración pide morir. Al mismo tiempo, ofrece oración una joven mujer hebrea de Ecbatana, de nombre Sara, que es atormentada por el demonio Asmodeo, el que ha matado siete pretendientes la noche que debían casarse con ella. El ángel Rafael es enviado "a sanar a los dos". Tobías es enviado por su padre a traer diez talentos de plata dejados en Media. Rafael adopta la forma de Azarías, que es contratado como compañero de viaje. En el Tigris toman un pez, y su corazón, hígado y bilis son guardados por Tobías por consejo de Azarías. Tobías llega a Ecbatana y se compromete con Sara, que resulta ser prima de él. La noche de bodas quema el corazón y el hígado del pez, el hedor de los cuales hace que el demonio se vaya a Egipto. Al regresar a su casa (precedido por su perro), donde ya se lo daba por perdido, Tobías unge los ojos de su padre con la bilis del pez y le restaura la vista. Este relato se originó, aparentemente, durante el exilio babilónico o persa, y es posible que su lengua original haya sido el arameo. Se conocen tres recensiones griegas, y se han encontrado fragmentos en hebreo y en arameo cerca del mar Muerto.
Judit cuenta la historia de una valiente joven judía, viuda, y la derrota de las huestes de Nabucodonosor mediante su estratagema. Oriunda de Betulia, asediada por Holofernes, lo visita en su campamento, haciéndole creer que le daría a conocer secretos militares; luego comienza a seducirlo con su encanto, hasta que por fin, encontrándose los dos solos realizando una fiesta una noche, tiene la posibilidad de decapitarlo. Vuelve entonces con la cabeza a la ciudad, donde es recibida con júbilo. El ejército asirio (!) se retira al descubrir que su general ha sido asesinado. Judit y las mujeres de Betulia se regocijan con un salmo delante de Dios. El relato es pura ficción—de otro modo los datos inexactos resultarían inaceptables—y pertenece al siglo II a.C. El original estaba en hebreo, y una traducción griega en cuatro recensiones nos lo ha conservado.
Agregados a Daniel aparecen en la LXX y en la traducción de Teodoción. Al capítulo 3 se le agrega la Oración de Azarías pronunciada en el horno, y el Cántico de los tres jóvenes santos (paidoµn, ‘sirvientes’) cantado a la gloria de Dios mientras se paseaban en el fuego. Es el benedícite del culto cristiano. Evidentemente estos dos agregados existieron en un original hebreo. Como prefacio a Daniel en Teodoción, pero al final en la LXX, se encuentra la historia de Susana. Es la hermosa y virtuosa mujer de un judío acaudalado en Babilonia. Dos ancianos del pueblo que la codician la encuentran bañándose y le ofrecen la posibilidad de ceder a sus deseos o enfrentar una falsa acusación de adulterio. Ella elige lo segundo; todos creen a sus detractores, y ella es condenada a pesar de que insiste en su inocencia. Daniel, a pesar de no ser más que un joven, se pronuncia en contra de esta injusticia, y en un segundo proceso en su presencia se descubre la mentira y la mujer sale justificada.
Los relatos de Bel y el dragón fueron escritos evidentemente para ridiculizar la idolatría. Daniel demuestra que los sacerdotes de Bel, y no la imagen del dios, son los que devoran las ofrendas de alimentos colocadas todas las noches; en consecuencia el rey destruye la imagen. Daniel destruye un poderoso dragón que se adoraba en Babilonia. Daniel es arrojado a la fosa de los leones y se mantiene vivo durante seis días; en el sexto el profeta Habacuc es transportado milagrosamente de Judea para darle de comer; en el séptimo es liberado por el rey. Estos dos relatos probablemente fueron traducidos de un original semítico, pero la cuestión no está totalmente dilucidada. Estos agregados son ejemplos de adornos piadosos de tipo legendario agregados al relato de Daniel, y datan de alrededor del 100 a.C.
Agregados a Ester aumentan considerablemente el tamaño de la versión griega del libro. Hay seis pasajes adicionales. El primero se refiere al sueño de Mardoqueo y su prevención de una conspiración en contra del rey; precede al capítulo 1. El segundo es el edicto del rey relacionado con la destrucción de todos los judíos en su reino. Este pasaje viene después de 3.13 en el hebreo. El tercero contiene oraciones de Ester y Mardoqueo que siguen al capítulo 4. El cuarto describe la audiencia de Ester con el rey, que se agrega a 5.12. El quinto es el edicto del rey permitiendo a los judíos que se defiendan, y viene a continuación de 8.12. El sexto incluye la interpretación del sueño de Mardoqueo; y una nota histórica que da la fecha en que la versión griega pasó a Egipto. La mayoría de los eruditos considera que todo esto es en realidad agregado a la obra más breve del canon hebreo, y que parte, si no todo, fue compuesto en griego. Los entendidos que se someten a Roma y una minoría de los demás sostienen, sin embargo, que el hebreo es una síntesis de una obra más larga, en hebreo o arameo, de la que el griego es una traducción. El colofón afirma que la obra fue traducida en Palestina algún tiempo antes del 114 a.C., por un tal Lisímaco, hijo de Tolomeo, que era jerosolimitano.
La oración de Manasés pretende ser la que se menciona en 2 Cr. 33.11–19. En la opinión de la mayoría de los entendidos es una composición judaica, y probablemente fue escrita originalmente en hebreo. Comoquiera que sea, recibe su primera confirmación en la Didascalia siriaca (siglo III d.C.), y se encuentra también entre las odas (himnos del AT y el NT utilizados en el culto cristiano) agregadas a los Salmos en algunos manuscritos de la LXX, tales como el códice alejandrino.
La epístola de Jeremías es un típico ataque helenístico-judaico a la idolatría, bajo la apariencia de una carta de Jeremías a los exiliados en Babilonia. Es similar a la que se menciona en Jer. 29. Se ridiculizan los ídolos; se ponen al descubierto los males y las necedades relacionados con ellos, y a los judíos cautivos se les dice que no deben adorarlos ni temerles. Está escrito en buen griego, pero puede haber tenido un original arameo.
El libro de Baruc es, según se afirma, obra de un amigo y escriba de Jeremías. La obra es breve, pero, según la opinión de la mayoría de los entendidos, se trata de una obra compuesta, que se atribuye diversamente a dos, tres o cuatro autores. Se divide en las siguientes secciones.
(a) 1.1–3.8. En el marco del exilio babilónico del 597, se presenta a Baruc dirigiéndose a los exiliados, elaborando una confesión de pecados, una oración de perdón, y una oración pidiendo salvación.
(b) 3.9–4.4. Esta sección presenta las alabanzas de la Sabiduría que puede encontrarse en la ley de Moisés, y sin la cual los paganos han fracasado, pero mediante la cual Israel será salva.
(c) 4.5–5.9. Lamento de Jerusalén por los exiliados, seguido de una exhortación a Jerusalén para que se consuele, ya que sus hijos han de ser devueltos a su hogar. La primera parte fue claramente escrita en hebreo, y, si bien el griego de las dos secciones posteriores es más idiomático, puede sostenerse con éxito que corresponden a un original hebreo.
Eclesiástico es el nombre que se le da en su forma griega a la Sabiduría de Josué ben-Sirá. Este era un palestino que vivía en Jerusalén, y partes de su obra sobreviven en el hebreo original en manuscritos de la Guenizá de El Cairo. La obra aparece en griego entre los apócrifos en la traducción hecha por su nieto, quien ofrece detalles cronológicos en un prefacio. La fecha más probable para Ben-Sirá mismo es ca. 180 a.C., por cuanto su nieto aparentemente emigró a Egipto en el reinado de Tolomeo VII Evergetes (170–117 a.C.). El autor compuso su obra en dos partes, capítulos 1–23 y 24–50, con un breve apéndice, capítulo 51. Como los libros sapienciales, comprende consejos para una vida exitosa concebida en el sentido más amplio; el temor del Señor y la observancia de su ley están aliados en la experiencia y la enseñanza del autor con la "sabiduría" práctica adquirida tomando como base la observación y el cultivo de la misma en su propia vida. La piedad personal se expresa en la observancia de la ley, en la que se revela la Sabiduría; y en el vivir diario la moderación constituye la tónica de todos los aspectos de la vida. El segundo libro concluye con la alabanza de hombres famosos que integran una lista de personas respetables de Israel, la que termina con Simón II, el sumo sacerdote (ca. 200 a.C.), conocido también por la Misná y por Josefo. Este libro representa los comienzos del ideal del escriba, como Ben-Sirá mismo, que se convirtió en tipo para los judíos ortodoxos: consagrado a Dios, obediente a la ley, de vida sobria, y que tenía en la más alta estima el conocimiento de la ley. Se convirtió en un libro cristiano favorito, como lo demuestra su título ("El libro de la iglesia"); y aun cuando no fue incluido nunca entre los libros canónicos por los judíos, era tenido en gran estima por ellos, y ocasionalmente los rabinos lo citaban como si fuese parte de las Escrituras. La versión siriaca es de origen judaico y se basa en el texto hebreo.
La sabiduría de Salomón representa quizá el momento culminante de la literatura sapiencial judía. Sus raíces se hunden en la corriente de la literatura sapiencial que encontramos en el AT y en los apócrifos, pero aquí bajo la influencia del pensamiento griego adquiere mayor formalidad y precisión que otros ejemplos de este tipo literario. Se trata de una exhortación a buscar la Sabiduría. Los capítulos 1–5 declaran las bendiciones que corresponden a los judíos que buscan la Sabiduría; los capítulos 6–9 expresan alabanzas a la Sabiduría divina objetivada en un ser celestial femenino, que ocupa el primer lugar entre las criaturas y los sirvientes de Dios; los capítulos 10–19 repasan la historia del AT como ilustración del tema de que en su transcurso la Sabiduría ha ayudado a sus amigos los judíos, y ha obtenido el castigo y la condenación de sus adversarios. Esta obra puede, por lo tanto, interpretarse como una palabra de aliento para que los judíos no abandonasen su fe ancestral, pero no falta tampoco el motivo misionero tan evidente en el judaísmo helenístico. El autor echó mano a fuentes en hebreo, pero parece estar claro que la obra como la conocemos fue compuesta en griego, por cuanto su métrica es griega, hace uso de términos filosóficos griegos, y se vale de la versión griega del AT. La descripción de la Sabiduría, en la que se emplean términos estoicos y platónicos, y las convicciones del autor acerca de la inmortalidad del alma, son los puntos en los que su dependencia del pensamiento griego se evidencian más claramente. En opinión de la mayoría de los entendidos no existen argumentos concluyentes para subdividir la paternidad de este libro, pero puede discernirse la existencia de diversas fuentes. El autor es desconocido, pero lo más probable es que sea de origen alejandrino.
Hay varias obras que se titulan Macabeos; de ellas, dos figuran entre los apócrifos que aparecen en las versiones castellanas católicas. Se trata de los libros históricos 1 y 2 Macabeos.
1 Macabeos comprende acontecimientos que tuvieron lugar entre el 175 y el 134 a.C., la lucha con Antíoco Epífanes, las guerras de los asmoneos, y el gobierno de Juan Hircano. Termina con un panegírico sobre Juan, y evidentemente fue escrito poco después de su muerte en el 103 a.C. Fue escrito originalmente en hebreo, y está traducido en el estilo literal de partes de la LXX. El propósito de la obra es el de glorificar a la familia de los Macabeos vistos como campeones del judaísmo.
2 Macabeos es una obra de origen diferente; su tema abarca buena parte de la misma historia que el libro anterior, pero no continúa la historia más allá de las campañas y la derrota de Nicanor. Su autor desconocido recibe a veces el nombre de "epitomista", ya que buena parte de su libro ha sido extractado de la obra de Jasón de Cirene, por lo demás desconocida. Hay una cantidad de discrepancias en cuestiones cronológicas y numéricas entre las dos obras, y se suele otorgarle mayor confianza a 1 Macabeos. Se discute también el valor histórico de las cartas y edictos que aparecen en ambas obras. No obstante, ninguna de las dos obras ha de ser ignorada como fuente histórica.
3 y 4 Macabeos aparecen en una cantidad de manuscritos de la LXX. El primero es un relato de los pogromos y los contrapogromos bajo Tolomeo IV (221–204 a.C.), y se parece al libro de Ester en tono y carácter. 4 Macabeos no es un relato sino una diatriba o tratado sobre la superioridad de la razón sobre las pasiones, ilustrada mediante relatos bíblicos y los relatos de mártires de 2 Mac. 6–7. El autor procura dar realce a la ley, aunque se ve grandemente influido por el estoicismo.